sábado, 17 de octubre de 2020

 Escribo de vuelta con el impulso de lo que no es. 
Esa situación del otro lado de la barrera.
Existe pero en otro lugar. Mi tristeza recae en que se que existe.

La mano de ese amigo se esconde por un par de miradas, y yo miro buscando las mismas. No las tengo. Vuelvo frustrado a casa, ideando por arriba maneras de llamar la atención. Como si me estuviera vengando del universo por hacerme sentir tan mal. 

Trato de buscar ese rincón donde soy mejor que ellos, y me encuentro renegado escribiendo de vuelta. Lo que no podía ni pude escribir en 3 meses, me cae desde arriba, resbalándome entre los dedos, cuando me siento mal. Mi motor hoy es la frustación, como si alimentara una caja que produce y produce, un trabajador cansado que ahora tiene otro plato que llenar en la mesa. Y otro plato. 

Realmente quiero volver a fumar. En este momento poco tiene sentido, y todavía me rebusco el error. Donde fallo? Sé que no hay fallo. Pero juego, siempre juego. 

Esos que son compañeros no quieren hablar con uno. Que son entonces? Realmente corren tras de otra cosa, y no corro tras de ellos para dejarles un mensaje. Una rebeldia. 

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