Caigo en la hoja como cansado. Las charlas se acaban, vomito entero lo que tengo y me desgasto palabra a palabra. Termino vacío de gracia, como después del sexo o después de fumar. Los riesgos que podría tomar sobrevuelan mi cabeza, como cuervos. Están esperando que baje la guardia, que me desate de esa única razón de vida y caiga en el sinsentido, donde todo es una buena idea, y destruir o morir es solo un efecto secundario.
Proyectándome en el futuro, pensando en algún corazón. Alguna historia de amor que me deje hecho trizas, reconstruirme con el tiempo, volver a jugar más hábil, después de sufrir mucho se sufre menos. Después de amar mucho también se sufre mucho.
Perderse en el arte siempre es una opción. El camino solitario de llamar la atención.